martes, 26 de abril de 2011

de tormenta

Hay cosas, hay personas que duelen más que la coz de un caballo.
Nuestra propia mente es nuestra peor enemiga,
y los recuerdos a veces nos nublan la perspectiva,
y se empieza a echar de menos lo que un día se tuvo
y todo lo que se sabe que no se va a volver a tener.
Eso pasa cuando prefieres que te hagan daño a que te ignoren.
Quizá un pensamiento muy masoquista, pero también normal.
Estoy cogiéndole una tirria al color azul que lo borraría del tirón,
y una tirria a la cama por hacérseme tan grande...
que la quemaría sin pensarlo junto con los rastrojos.
¿Por qué las personas somos tan gilipollas?
¿Por qué lo hacemos todo tan complicado?

"Tengo ansias de tener recuerdos con fecha de caducidad..."

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