domingo, 10 de abril de 2011

de cero

Debo de tener una cara de gilipollas impresionante.
No entiendo nada, no dejo de flipar y no deja de doler.
Y lo peor de todo es que en el fondo sigo en mis trece,
dale que te pego, vuelta la mula al trigo...
Once años dándome de cabezazos contra una pared
y aún no se me han pasao las ganas... Sí, soy imbécil.
Pero esto tiene que acabar, no sé cómo pero tiene que acabar.
Y mira que es fácil escribirlo...

"En algún lugar del alma se extienden los desiertos de la pérdida, del dolor fermentado; oscuros páramos agazapados tras los parajes de los días."

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