sin pensar en las posibles consecuencias.
Y de ojos como platos y punzadas en el pecho,
de dudas como puños y deseos indelebles.
Y qué coño digo, y qué cojones hago,
si su recuerdo viene a mí como la ola a la roca,
como el yonki que acaba encontrando al camello...
Entra en mis sueños y los convierte en caramelo,
y el despertar es darse contra el suelo...
Aunque la realidad supera a la ficción,
y por eso, como sé lo que me espera, suspiro.
"Hay llamas que ni con el mar..."
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