sábado, 19 de mayo de 2012

de cercanía

No soy la persona más tranquila del mundo, pero ya no estoy tan histérica como estos días atrás. Me ha llamado esta noche, hemos estado media hora hablando y me ha llenado de serenidad, de alegría, de ternura, de emoción y de carcajadas. Parecíamos dos quinceañeros. Mañana a estas horas estaremos juntos, perdidos en su casa de la sierra, en su cama. Va a ser solo una noche, pero por mí pararía el tiempo, me quedaría para siempre en AMUS, y por consiguiente en su vida. Necesito dormir, descansar, y cuando me despierte ya será el gran día, haré siete millones de cosas antes de irme y luego cojeré el tren, que cada vez me acercará más a él y a nuestro abrazo.

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