No soy la persona más tranquila del mundo, pero ya no estoy tan histérica como estos días atrás. Me ha llamado esta noche, hemos estado media hora hablando y me ha llenado de serenidad, de alegría, de ternura, de emoción y de carcajadas. Parecíamos dos quinceañeros. Mañana a estas horas estaremos juntos, perdidos en su casa de la sierra, en su cama. Va a ser solo una noche, pero por mí pararía el tiempo, me quedaría para siempre en AMUS, y por consiguiente en su vida. Necesito dormir, descansar, y cuando me despierte ya será el gran día, haré siete millones de cosas antes de irme y luego cojeré el tren, que cada vez me acercará más a él y a nuestro abrazo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario