jueves, 17 de mayo de 2012

de volver

Despues de mes y medio que se me ha hecho jodidamente eterno por fin vuelvo a AMUS... Tengo el estómago echao a volar, estoy llena de emoción. Cuando lleguemos estarán liaos, de reunión, pero el domingo no... y aparte de la maravilla de todo el conjunto en si mismo... pienso en él, en que volveremos a abrazarnos, a sentarnos juntos a comer, a reír por todo, a beber cervecita hasta quedarnos tontos, a mirarnos y a pellizcarnos... a sentirnos y hacernos brillar los ojinos. Es más que genial. Y además ahora sé que podré ir más veces, Sara va casi todas las semanas y pasa por Antequera... más a huevo no se nos puede poner la cosa. Todo esto me produce un alivio que no puedo describir con palabras, hace que me entre un poquito más de aire en los pulmones. No veo el día que podamos volver a estar solos en casa, libres... y compartir lecho y almohada, -sobre todo es eso-, notar su cuerpo y sus pies siempre fríos pegándose a mí buscando calor... y dárselo hasta que parezca que está vivo. A tomar por culo el hielo, hay que romperlo. Nos debemos tantos besos como ranitas tienen las charcas, los dos lo sabemos, los dos nos sorprendemos. Recuerdo que la primera vez que lo ví sonreí un montón, sin saber que acababa de provocar por primera vez en mí ese efecto tan mágico que tiene, sin saber que ya nunca podría estar seria a su lado, la ternura y la admiración que me provoca simplemente me hacen sentirme en una nube, una puta nube violeta y llena de animalitos, movimiento y cirugías de infarto. ¿Qué más puedo pedir en la vida? Su forma de mirarme y tratarme es... tan cálida, tan suave... antes de llegar a conocerle ya sabía como sería... solo tenía que ver cómo cogía y cómo trataba a los animales que recepcionábamos en el hospital... así que desde el primer día que trabajé con él en la enfermería me fascinaron sus manos, y desde entonces he pasado muchas horas mirándolas, curar, operar, limpiar, liar tabaco, cocinar, arrancar pellizcos de los bizcochos y las magdalenas... tocarme... Jamás imaginé que llegaríamos a tanto, a tanta confianza, a tanta conexión, a tanta intimidad... cómo pensar por ejemplo que íbamos a tatuarnos juntos por primera vez y a curarnos y darnos crema el uno al otro cada día durante semanas, que íbamos a acabar compartiendo la ropa, la comida, la cuchara y el tenedor, las sábanas, la almohada, nuestros sueños, ilusiones, trabajo y esperanzas... Ha sido una convivencia con una intensidad enorme. Siento que yo le rejuvenezco, le estimulo, y él a mí me enseña, me serena. Sé que siempre va a ser una persona muy importante en mi vida, de las que más. Quiero que esto no acabe nunca.

 Nuestras manos, juntas... salvando una preciosa vida.

"No me olvido de tí, no podría,
todos los días te veo
por este lugar que es mi vida...
Tú eres parte indisoluble de ella.
Mi morena, de ojos como platos"

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