sábado, 8 de enero de 2011

de aprender

Siempre he escuchado que la confianza es dolor,
pero nunca he querido creerlo.
Pero como no se escarmienta por cabeza ajena,
hay cosas que hasta que no las vives no las sabes.
Y eso es la vida, tragar todo lo que tengas que tragar,
y solo, que es lo más importante.
Así es como te haces fuerte y aprendes,
y los pájaros acaban por volar de la cabeza.
Así supongo que algún día dejará de doler.
Por eso sienta lo que sienta y piense lo que piense
no quiero saber de él, por eso nunca le llamaré,
por eso tengo que mantenerme en mi sitio,
y que le den, tenerle lejos va a ser mi fuerza,
y jamás volverá a reírse de mí, nunca más.
Verle como lo que es, un tío, otro cabrón más.
Toda la vida me hice creer que éramos especiales,
tras tantos años ciega cuesta mucho abrir los ojos,
es más cómodo cerrarlos y disfrazarlo todo,
pero eso se acabó, se acabaron muchas cosas.
Ahora solo me falta aprender a odiarle o algo así.
Es cuestión de supervivencia.

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