martes, 13 de julio de 2010

de luces y sombras

Donde hay sombras, por cojones tiene que haber luz.
Y tras sentir la penumbra, cuando esa luz se deja ver y sale a escena, es simplemente maravilloso, resulta alentador.
Es como saber que aunque pases con alguien momentos oscuros
también vendrán los brillantes, los bonitos, las risas,
la sensación de cercanía o las miradas limpias.
Es el alivio de sentir que tras la tormenta tiene que llegar la calma,
que efectivamente, como el Cuervo nos decía,
no llueve eternamente.


"Muere lentamente quien evita una pasión y su remolino de emociones, justamente éstas que regresan el brillo a los ojos
y restauran los corazones."

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