lunes, 29 de noviembre de 2010

de magia

Y así de cachonda es la magia, que aparece y desaparece
a su antojo, ella es así, como el Guadiana.
Y anoche apareció. Y fue increíble. Y lo mejor: inesperado.
Hay una frase de Jorge Bucay que me gusta mucho, y dice:
"Hacer el amor implica una conexión con el amor que no se da todo el tiempo, ni siquiera entre dos personas que se aman."
Y me encanta tanto porque es completamente cierta,
no siempre se da esa conexión, a veces no se va a la par,
y es normal, porque no es precisamente fácil.
Pero cuando se da... cuando se conecta de esa manera...
es un escape increíble, es pura energía y puro sentir, éxtasis,
una sensación de libertad y de compenetración extremas,
dos intuiciones que se unen para formar un mismo hecho.
Y no lo cambiaría por nada, ni por nadie, claro, porque
parto de la piedra angular de que esto solo puede darse con él.
En esas horas compartidas lo entiendo todo,
hay cosas que se me revelan, que de repente sé,
y las siento, me llenan, me recargan, me reviven...
No parece tener una explicación que suene así lógica,
pero en mi interior tiene todo el sentido del mundo.


(Hoy me he dado cuenta del contraste entre las entradas.
Es flipante, una bipolaridad que resulta bastante mareante,
y como poco, curiosa, porque vaya puta tela de locura.
Somos puro caos. Y el vientecillo nos junta,
y depende de por dónde nos dé...
Demasiado daño nos hacemos, demasiado doy y nada recibo,
desde siempre he sabido que estamos condenados al fracaso,
pero mientras dure, duró... no soy capaz de parar esto.)

1 comentario:

  1. Hija mía, cómo te entiendo (el último parrafillo).
    Las ciclotímicas es lo que tenemos, prenda.
    Un besuti.

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